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Sí, todos los vehículos están obligados, como mínimo, con la cobertura de responsabilidad civil obligatoria, según la ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor. Es decir un seguro a terceros.

Un seguro a terceros cubre la responsabilidad civil ante algunos accidentes o siniestros. En el caso de los automóviles se trata de la póliza básica obligatoria para poder circular, y permite responder por los daños ocasionados en un accidente si ha sido culpa de la persona asegurada.

Normalmente, es la opción más barata o económica de todas las que existen en el mercado.

Un seguro a todo riesgo es una póliza que, además de los daños a terceros, cubre todos los daños accidentales, incluidos los ajenos a nuestra voluntad como asegurados, que no estén expresamente excluidos.

Los seguros de Coche a Todo Riesgo son los más completos pero no cubren todo. Los seguros a Todo Riesgo cubren los daños propios sufridos en el vehículo responsable del siniestro pero las compañías especifican las situaciones que pueden excluir. Por ejemplo, que el conductor no figure en la póliza o sea menor de determinada edad o que el culpable del siniestro condujera bajo los efectos de las drogas o el alcohol.

En el caso de un seguro de Coche, por ejemplo, puede incorporar otras coberturas, como la atención al conductor en caso de invalidez o fallecimiento, la responsabilidad civil ampliada, la rotura de lunas, el incendio o el robo.

Lo más habitual es que los seguros se abonen de forma anual, cada vez es más frecuente que muchos clientes opten por el pago fraccionado. De este modo, será más llevadero para la economía familiar.

Hay algunas compañías que solo permiten el fraccionamiento en periodos semestrales o trimestrales.

Lo más habitual es que si las primas son elevadas, las entidades ofrezcan facilidades de pago a sus clientes, aunque teniendo siempre presente que el fraccionamiento de pago aumenta el riesgo para ellas, por lo que, para favorecer el abono completo de las primas suelen ofrecer alguna ventaja como por ejemplo una prima inferior al pagarlo de manera anual.

La ficha técnica del vehículo y tu carné de conducir. O la póliza anterior. En estos documentos podrás consultar, en caso de duda, datos necesarios para la realización de la comparativa como el modelo del vehículo o la fecha exacta en la que obtuviste el carné de conducir.

Las corredurías pueden vender seguros de cualquier compañía, eligiendo siempre el que mejor se adapte, en precio y coberturas, a lo que necesita su cliente. Además, su labor es la de intermediación, por lo que, en caso de siniestro, realizará los trámites que precise el cliente para recibir la indemnización, pero será la aseguradora quien tendrá que asumir el pago.

Por su parte, las aseguradoras también venden seguros y, para ello, pueden utilizar sus propias oficinas, canales digitales y los servicios de agentes y corredores de seguros, entre otros. La diferencia fundamental con las corredurías es que la aseguradora solo ofrece al cliente sus propios productos, sin contemplar otras opciones que haya en el mercado.